Carta a una educadora

Querida compañera de viaje, Gracias por tu esfuerzo y dedicación. Gracias por tu infinita paciencia y amor a los niños y niñas que cuidas, enseñas y mimas a diario. Porque estás agotada y aún así no borras la sonrisa de tu cara con la única intención de crear un ambiente acogedor en el aula para tus pequeños. Cubres sus necesidades básicas, tanto físicas como emocionales y además programas y creas material estimulante hasta las tantas de la noche y eso, compañera, merece todo el reconocimiento del mundo. Todavía las escuelas infantiles son consideradas como "guaderías" y sé que tu trabajo no es guardar niños como si estuvieras en un parking. NO. Tú educas, tú te esfuerzas por que las bases emocionales de los niños sean lo más adecuadas posibles para que crezcan sanos y felices. Tú mereces ese reconocimiento que no tienes. A veces te sientes sobrepasada por la cantidad de trabajo, por las exigencias de dirección o por las emociones que traen tanto niños como padres y mad...